
Pero, ¿en qué consiste el juego? ¿Qué es eso de "construcción de mazos"? Los jugadores comienzan con un mazo básico idéntico y, mediante la compra de objetos, héroes y hechizos deberán derrotar a los monstruos de la mazmorra de turno. Cada vez que derroten a uno de estos monstruos lo añadirán a su mazo, creando así un mazo en el que se acumulan los distintos tipos de cartas. Cuando finaliza la partida (al conseguir uno de los jugadores la carta de la piedra del trueno, barajada entre los 10 últimos monstruos de la mazmorra), cada jugador cuenta la cantidad de puntos de victoria que haya acumulado en las cartas de su mazo (viene un número impreso).
¿Cuál es la complicación de esto? Las cartas más útiles (armas, hechizos y cosas así) no dan puntos de victoria, mientras que los monstruos que, por lo general son inútiles (salvo honrosas excepciones) dan más puntos de victoria. El quid de la cuestión es equilibrar la baraja de manera que las manos que robemos nos sigan siendo útiles, sin que por ello perdamos puntos de victoria.

De este modo, nos encontramos ante uno de los juegos de mesa que ofrece más horas de jugabilidad en esta franja de precios, lo que le da un importante punto a favor y no depende de las expansiones para resultar entretenido a largo plazo (aunque éstas son también magníficas, añadiendo nuevas mecánicas muy interesantes).
En cuanto al aspecto visual, las ilustraciones, obra de Jason Engle son de muy buena calidad, aunque para muy gusto predominan los azules y verdes demasiado, lo que les da un tono muy oscuro. Si hay que buscar un punto negativo es que, aunque las cartas son de buena factura, no deja de ser un juego en el que los jugadores están constantemente barajando sus cartas, por lo que habrá que comprarle fundas, y 530 cartas son muchas cartas.
En definitiva, un gran juego de mesa cuya mayor virtud es su enorme rejugabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario